Todos los buenos ratos y también todos los malos están ya en el pasado. Primeras veces de mil cosas, despedidas ausentes, impuntualidades precipitadas, planes repetitivos sobre un mismo fondo.
Tardes desaprovechadas a nuestra manera, noches quemadas hasta las tantas, fiestas, reuniones, bicicletas, parques, historias y montes.
Sentimientos, rollos, líos al libre albedrío, guerras, caminos de vuelta a casa, grupos, miradas fulminantes, marginaciones y también exclusiones disimuladas.
Un futbolín, unos dardos, terceras personas, atardeceres en la hierba, autobuses, fotos, caras, batidos y helados, compras, confesiones y más líos.
Lágrimas derramadas por el teléfono, momentos insufribles, ironías, palabras dañinas, eternos rencores, falsedad, hipocresía, pero todo sigue adelante.
Viajes y excursiones, placeres y fantasías, sms bloqueados, secretos inconfesables, complicidad, mentiras, vendas, pueblos, alcohol y música.
Ahora sé, que no todo fue como pareció, que las cosas tal vez se hicieron mal, o al revés para ser más certeros. Pero sobre todo lo recuerdo con una sonrisa.
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