lunes, 26 de mayo de 2014

La tempestad de la sonrisa...

Vuelvo una noche más para decirte cosas que nunca te diré, las que nunca imaginarás, de las que siempre te dejan boquiabierta, siempre hasta el final.
Te contaré que me encanta llorar, necesito hacerlo para sentir que aun sigo aquí. Me encanta el momento exacto en el que la última lagrima me produce esa sensación de picor por la mejilla. Cuando pasa de muchas a una, ese momento es tan...

La sensación de tranquilidad que ello conlleva para mi, es superior a muchas de las cosas que deberían relajarme. Llámame raro si quieres, yo prefiero llamarlo x, porque esto siempre será un factor a tener en cuenta, del cual no nos podremos evadir nunca, ni puedo ni quiero.

El verde de mis días expresa tantas cosas que no tendría tanta tinta en un solo bolígrafo para enumerarlas todas, por eso prefiero hacerte llegar otras cosas menos importantes como que...a veces es mejor pisar el orgullo y luchar por cosas "imposibles" porque esas pisadas en el camino dejarán huellas. Pasos en los que saldrás malparado, no te lo niego pero te sabrán casi a victoria.

Una vez más te diré que me encanta llorar, por la sonrisilla que en mi cara produces. De todos es bien sabido que sonreír es bueno para vivir.

domingo, 4 de mayo de 2014

Quise dejarle marca y no se me ocurrió mejor manera que dejarte con la miel en los labios.

Escogiste a la chica de los ojos penetrantes, la de sonrisa que se clava en la mirada del que la observa. Ella buscaba sombra en el desierto, química en la nada, y la encontró, al menos por unos minutos.

El frío que tenía, no hacía más que convertirse en calor cuando ella abría la boca, él solo ponía los brazos. La encontró y no fue fácil, porque no era sencillo lograr que alguien le llamase la atención, pero no cuestionó su opinión, simplemente se dejo llevar.

Hubo altibajos, como en todas las mareas, unas veces le daría la mano, otras sin embargo solo le tiraría un flotador para que se buscase la vida por ella misma. Pero siempre acabaría salvada, porque la ternura y la estupidez no están reñidas, son puntos de corte que todos necesitamos.

No fue fácil sobreponerse a la situación, y si ¿fue lo correcto? el tiempo lo dirá. Hoy por hoy, solo el suelo y la muchedumbre son capaces de contar que sucedió, porque allí no había nada más que dos almas con ganas de disfrutar del tiempo que ya no nos acompaña. Expectantes ante las frías y brillantes estrellas que posaban sobre ellos con ganas de ser sopladas y apagadas, para siempre.

Quise dejarle marca y no se me ocurrió mejor manera que dejarte con la miel en los labios.