sábado, 24 de agosto de 2013

Un patio, encapotado por la luna...

Cuando alguien dice que la vida es muy dificil, en realidad quiere decir que quiere algo que ve muy complicado conseguir y empieza autocompadeciendose para hacerse ver que no tiene la culpa. Pero en vez de levantar la cabeza, y pensar con el corazón, lo hacemos con el tobillo y pensamos que se nos va a partir al andar hacia eso que queremos.

Una tras otra vez dejamos pasar las ocasiones para intentar cambiar a nuestro favor la direccion del aire, y en vez de ayudarnos, solo conseguimos que nos frene. Ahí es cuando tenemos lo que nos merecemos.

Pero pese a todo, el tren a veces no solo pasa una vez. En ocasiones, el tiempo consigue que podamos subirnos al vagón que queramos, nos deja elegir el horario y la estación en la que queremos montarnos, pero somos nosotros los que valoramos si lo cogemos o lo volvemos a dejar pasar como otras tantas veces.

Pero tenemos que tener algo muy claro, para tener esa pequeña opción, debemos acudir a la estación a por el billete, y que muchas veces nos negamos a encontrar la taquilla donde se venden.

sábado, 10 de agosto de 2013

Siempre hay algo más..

Siempre hay algo que comienza, allí donde mires da igual los ojos que utilices, da igual busques la sorna de la imagen que la seriedad del conjunto de tus lágrimas.

Intimidad buscas escondiéndose de la gente bajo ese azul cielo, no miente por gusto miente por necesidad. La familia siempre queda a un lado, les hacemos participes de nuestras acusaciones y argumentos a lo largo de nuestra vida, pero acaban marchándose por el mismo lugar que tu llegaste.

Sencillez y exquisitez me gusta unirlas frente a la soledad. Parejas quedan en el camino, amores y desahucios del corazón, no pasa nada por uno más. Aquí no guardo tu ausencia, aquí yo vivo junto a mi mascota, la cual saco para sentirme bien conmigo mismo, para demostrarme que existen perras de dos patas, sólo dos.
Bajo la luz que veo al cerrar los ojos, ante la soledad de tus recuerdos, junto a un inmenso sentido de no dejar botella llena, cuento ovejas mientras miro el reloj como cada día. Un banco fiel, compañero no cambia día tras día, se mantiene y sigue como tal barrote frente a la libertad.

Todos tus enemigos son condenados a vivir dos celdas más abajo de tu calle, ¿tu sitio? Tu sitio se fue dentro de un avión, se fue junto a tu dignidad.

No llores más yendo camino a casa, no te sientes en mi banco… búscate otro sitio para caerte muerto. Deja de rallarme la cabeza, cae de rodillas y reza, no te auguro nada mejor más allá.

Has conseguido que poco a poco apague mi vida, que mueran mis ilusiones, mis devociones. La soledad comienza
Ante la falta de besos yo te pongo palabras, ante tus caras de niña buena yo coloco la de asombro, ante las ganas de desnudarme yo pongo tierra de por medio.

martes, 6 de agosto de 2013

No puedo aceptar ese dolor, entiéndelo.

Si me preguntas por que quiero a mi vida, diría, sin lugar a dudas que por nadar entre lo complicado y sumergirme cerca suya. Mi vida siempre ha sido un tanto diferente a la del resto de personas que conozco. No fue fácil ni desde que tengo uso del recuerdo, pero no la cambiaría por nada.

Ya ni recuerdo cuando nos conocimos, pero se qué nunca olvidaré esa dulce sonrisa que frecuentemente me hacía sentir como un idiota. Tú lo sabías y lo negabas, nunca dejaste de darle vueltas porque en el fondo también me buscabas. Te escondiste, me lo escondías, se lo ocultabas, y así a todo el mundo. Aun no se si lo hacías por temor, o por miedo a coger carrerilla, mientras yo, me limitaba a observarte, incluso a veces me regalabas besos, de esos que de noche saben a fuego y al amanecer acaban quemando. Pero así eres tú, tan peligrosa, tan delicada, ladrando sin parar, llorando sin cesar. Tú eras única, yo, cada vez más pequeño, tu sonrisa, mi lamento. Tus caricias robadas, ácido para mi cuerpo.

Me gustabas, tú, sin embargo, ni sabías lo que querías, pero ahí seguía yo, esperando por nada, esperando por ti. Pero ahí estaba yo, que ya había perdido hasta la noción del tiempo, ya ni conseguía contar los momentos que pasaban ante mi. 
¿Qué soy idiota? Está claro que sí. ¿Qué la esperanza continuará hasta que decidas quedarte conmigo? Eso es algo que no dudo. Pero quien sabe, puede que ese día nunca llegue, y seguramente ahí seguiré yo esperando.

Nada es lo que parece, y pueda que no tenga suficiente valor para decirte cada noche lo que mi cabeza piensa, puede que otras me contradiga, pero entiende que esto no es nada fácil para mi, y que lo que menos quiero es volver a ocupar un espacio más entre tus problemas. Prefiero que parezca lo que no es, porque considero que es lo mejor para los dos. 

No puedo aceptar ese dolor, entiéndelo.