martes, 25 de septiembre de 2012

Hace la escandalosa cifra de 365 días, empezó todo.

Hace la escandalosa cifra de 365 días, empezó todo.

Podría decir que comencé un todo sin nada, pero estaría mintiendo. Las dos riojanas afincadas aquí por aquellos tiempos, hicieron llano lo que se presentaba cuesta arriba.

Jamás pensé que llegar a está ciudad fuese a caer como un bálsamo sobre una herida, fue algo tan extraño como curioso ver que nada era ya como antes, que todo había mejorado.
Lo que el fútbol unió lo ha desecho el fin de un curso, una bonita amistad entre unos sureños deseosos de alcohol y un norteño sorprendido ante tanta clase y elegancia. Siempre se ha dicho que para encontrar el norte, hay que tener un poco de sur.

Tras un año, en el que demasiadas cosas no fueron como se esperaban en un principio, he descubierto que hay mas vida allá de lo que uno mismo puede llegar a imaginar. Que a veces hay que hacer locuras, sea por el motivo que fuere, pero que por cada una que no se realice, pierde un poco de sentido nuestra vida. Nadie sabe la cantidad de cosas que puedes recoger por el camino.

Con nuevas ganas y mejor espíritu, toca comenzar el nuevo camino que me depara este año. Posiblemente el próximo año, este escribiendo a muchos km de distancia desde donde hoy lo hago.


viernes, 14 de septiembre de 2012

True colors...

Cuando la escucho y miro hacia atrás veo tantas cosas, como imágenes guardamos en nuestra vida. Pudo ser el comienzo de esto, pero no estoy seguro de ello, creo que ya venía de antes.

Nuestra sonrisa se ve asociada a las lagrimas, no podemos evitarlo, ni debemos separarlo. Pueden ser momentos emotivos, mentiras piadosas que a la larga pueden que no salgan a la luz y siempre sean simplemente mentiras.

En cualquier momento, en un triste aparcamiento a km de distancia, vuelves a reencontrarte con lo que una vez fue parte del pasado, y te quedas atónito pensando "un no puede ser". Esa música que tantas horas pasaste escuchando vuelve a sonar en tu cabeza, de una manera lenta y suave. Unos ojitos preciosos, una mesa, una estantería, una residencia...

¿Quién marca el ritmo de nuestra música?