sábado, 22 de marzo de 2014

La primera primavera del año...

La primavera está aquí, y tú a su lado. Sonriente, esplendida en tu máxima esencia, pero estás ahí, aunque por mucha conciencia que le pongas, no conseguirás no separarte de ella. Tan solo quieres hacerle un poquito más feliz, que destaque entre el resto de tus días, que marque las horas de tu vida.

Te haces la dura y dices que no, que estás demasiado agusto con ella, su temperatura es perfecta, ni frió ni calor, ni toda la libertad, ni todo su agobio. Estás tan cómodo que rezas porque nunca se vaya, que nunca te deje, pero sabes de sobra que otra vez lo hará. Al fin y al cabo en eso consiste tu historia.

Llorarás durante algún tiempo, y otras estaciones intentarán suplantarla, empezarás a quitarte las lagrimas cuando veas que las noches frías de invierno sin su compañía no son lo mismo, ahí sabes que ella vuelve a acercarse a ti, que la primavera vuelve a llegar.

Año tras año llega, y notas que no es la misma que la anterior, pero vuelves a ser feliz, a sabiendas que todo volverá a acabarse, que tendrás que volver a empezar, pero esa es la vida, disfruta de lo que tienes mientras puedas, disfruta de ella, porque sabemos que eso que nunca queremos que se vaya, se acabará yendo.

martes, 11 de marzo de 2014

Por este instante...

Sobrevivimos a las tormentas, a las noches de verano y a las aguas del invierno. A los copos de diciembre, a las flores del abril y a las hogueras de noviembre. Aguantamos los dolores, las lagrimas y la respiración.
Exhalamos los momentos, sudamos la indiferencia y vendimos la verdad.

Por todo, por lo que hay y lo que vino, por lo que se queda, levantamos suspicacias, arremetimos contra la rutina. Vivimos en la máxima rebeldía, siendo cómplices del silencio, compañeros de la complicidad, fuimos supervivientes de nuestro día a día.

Nadie nos puso limites, los trazos se sobrepasaron, quedaron sepultados entre momentos en los que nunca recordaremos, porque volverlos a vivir es lo que nos invita a repetir. Cada noche nos acostamos sabiendo que mañana será un día espectacular, porque la vida tiene un sabor fuerte pero del que nunca nos cansaremos.

En ella, simplemente buscamos con quien perder el aliento, con quien desgastarnos entre saliva, y disfrutar de lo prohibido, día tras día, momento a momento.




jueves, 6 de marzo de 2014

Un pasaporte a la diferencia.

Esto es como todo, lo que nunca se puede evitar y se vuelve a lo de siempre, a la pescadilla que se muerde la cola, esa que nunca acaba por más que la intentes separar.

Se tercia un camino a la nada, un infinito sin un más allá, un lleno pero vacío. Las cosas no cambian así como así, porque a pesar de haber días malos, ahí está su sonrisa para contrarrestar esos días flojos y apáticos que nadie quiere, y eso no hay quién lo cambie.

Más lejos o más cerca, pero la duda y la inseguridad siempre están ahí. No se mueven, le siguen como si estuviesen encadenadas a su cuerpo, a su mente. No sabe que hacer ante ellas, no comprende como actuar, nada le funciona y siempre acaba perdiendo su fuerza en el camino, intentando huir de dios sabe qué.

Más allá de todas las tonterías del momento en el que vivimos, de las preocupaciones sin importancia por las cuales montamos universos paralelos, cuando realmente para lelos estamos nosotros mismos, que nos encargamos de complicarnos todo llevando detalles tontos a niveles extremos. En ese momento, recuerdo algo que se quedó marcado muy a fuego desde entonces:

"En las pequeñas cosas, se encuentra la diferencia y esta, hará que seas alguien especial, o simplemente uno más. Un pequeño matiz, puede hacer grandes cosas, grandes diferencias, no lo olvides. Tienes mucho potencial para ello, no lo desperdicies, ese siempre será tu pasaporte a la diferencia".