lunes, 28 de noviembre de 2011

Donde caben dos, caben...

Historias que valen en su totalidad nada. Historias que se repiten una y otra vez. Historias de las que nunca escarmientas.

Hecho una mirada al pasado y apenas hay diferencias, volvemos a jugar y acabará resultando perdedor el tiempo que gastamos en nuestras noches.
Porque al menos me consuela que solo perdí momentos de nocturnidad, los días para nosotros nunca corrieron. Queda poco tiempo, esta vida es muy perra y siempre ocurre lo que el destino desea.
Te hablo de que mereció la pena lo poco que duró, que tal vez fue una catástrofe estar esa noche en ese bar pero la satisfacción producida es mi perdición.

Es una linda historia, larga por sus capítulos pero corta por su tiempo, intensa en sus momentos cumbres y relajada en el olvido. Tengo ganas de más a pesar de ver la cara de idiota que tengo ahora mismo intentando ordenar los momentos por las calles, pero si de algo estoy seguro es de que te vas a volver a quedar ahí, entre la niebla de una noche triste y solitaria.

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