sábado, 29 de octubre de 2011

Una noche cualquiera de una vida...

Ya no duele ver otro amanecer desde allí, tampoco hay competiciones entre sus ojos para ver quien riega más su mejilla. No sabe a que se debe tal cambio, ni en que momento decidió dar el paso al frente. Se siente totalmente liberado y sin presiones de ninguna parte, ahora es capaz de ir con una sonrisa por la calle, hasta se atreve a poner muecas de burla. 

No lo llama felicidad, bueno tal vez... si, lo considerará así. Fue tan sencillo girar con tanta brusquedad que se teme una represalia aun peor de lo que ya lo fue en su primera aparición. Ahora ni siente ni padece, está tranquilo porque sabe que ahora hay calma, que los ojos no ven ni una parte de lo que vieron en su día. Día en los que todo era gris, en los que me preguntaba si había actuado bien... pero ahora ya no, no ocurre tal cosa.


Son las 2.22 de la mañana y os contaría mi teoría del 2. Una de tantas como minutos tiene una semana, pero os dejaré la canción que sonaba mientras hoy improvisaba la historia que un día realice.


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