domingo, 9 de octubre de 2011

Un salón para dos...

La cantidad de sentimientos que podemos llegar a sufrir durante un tiempo prolongado es equivalente a la cantidad de alcohol ingerido esta noche. 
Tanta curiosidad algun día deparará en el fin de los fines, no habrá nada que encontrar, nada que conquistar ¿y entonces qué?
Recordaré cuando era feliz, corrían tiernos años, suaves brisas y un sol radiante. La poesía adornaba la ternura de tus abrazos, aquellos que me hacían olvidar hasta el motivo mas efectivo para derrochar lagrimas.
El amor es un juguete que se transporta en un carro, un carro lleno de paja, con dos ruedas inmensas, como las eternas noches en las que lloras bajo el calor que desprende la manta. Esa que hace que mis pecas desaparezcan junto al miedo que dificulta que sea capaz de vocalizar.
Helado me presento cuando siento miedo, a no saber contra restar las situaciones ni tampoco cuando me quedo en blanco. Mis noches serán solitarias, llenas de hojas invisibles y también ausentes de lluvia pero quiero que sepas, que yo siempre estaré ahí.

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