domingo, 15 de abril de 2012

El tiempo que todo lo cura...

Hemos vuelto a la rutina, lejos de mi anterior rutina. Volvemos al negocio como si de un lunes por la mañana se tratase, pero esta semana la comenzamos de manera muy diferente, pocos quedarán en pie.

Tanta belleza que nos queda por ver que nos conformamos con lo ya visto, pobres ilusos todos aquellos que no abren los ojos cuando necesitan concienciarse de todo lo contrario. A veces es un poco inútil sentirse como me siento, pero nadie me enseñó a salir adelante de los problemas. Junto a nadie empecé a saber de que iba este juego, pero son las reglas de esta cultura y las respeto.

Podría escribir un libro ante tantos recuerdos, sentimientos, anécdotas, historias e historietas pero aun no llegó el momento de sacar todo a la luz. El tiempo manda, el tiempo dice, el tiempo es el oro de los pobres, es quien pone las cosas en su sitio, y yo, tengo prisa, demasiada.

No guardo rencor a nadie porque todos me son indiferentes. Llámalo o llámame como quieras, piensa lo que te venga en gana, realmente casi nadie sabe que me la pela lo que tú pienses de mí. Pero es así, acostúmbrate.

Si hace falta pondré en la mesa lo que sea necesario, no pienses que voy a reparar en ver como consigo aquello que me propongo.

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