martes, 20 de octubre de 2015

Por y para siempre...

Muchos, somos muchos, los que pensamos que a veces nuestros hábitos son geniales, luego volvemos  la cara y vemos que todo se desmorona con la facilidad que supone derribar de un soplido todo un castillo de naipes.

Nos aglutinamos sin querer, nos separamos al andar, y coincidimos al final. El tiempo, sabio, marca el ritmo de los errores y así consigue que aprendamos a decepcionarnos para acabar viendo que cada decepción es una oportunidad.

Nos mal acostumbramos a base de caricias, que alimentamos con los recuerdos. Estos hacen que entremos en un bucle de manera que no nos deje avanzar, puesto que tememos volver a tropezar y caer en el mismo error. Vivimos engañados..., los errores, el miedo y el dolor no son cosas malas, no debemos temerlas, se deben aprovechar.

Las idas y venidas, los vaivenes, las curvas y también los caminos rectos, peculiares formas de encarar el mismo viaje. De hecho, muchas veces el camino se ve tan influenciado por terceras personas que a la larga vuelven a nosotros con los ojos vendados, su única dificultad.

Todo esto, son simplemente cosas y pensamientos que caracterizan a una persona especial, fría y caliente, distante y cercana. Todo esto, lo dice alguien que aun cercano a ti, y con tu cuerpo presente, se despidió hace mucho, por y para siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario