viernes, 7 de febrero de 2014

Como todo este tiempo...

Que dios nos pille confesados si alguna vez alguien sabe de nuestros pecados, porque aunque tu seas una niña angelical, yo por suerte soy un pecador nato.

Padre, he de confesar que recuerdo demasiados detalles, tal vez sean excesivamente pocos para todo lo que he podido recordar al volver a saber de ti, pero no me siento culpable.
Aun recuerdo la época de ese chico que iba por la vida descarriado, de persona que vendió su alma con tal de ser un poco más que ayer pero menos que su mañana. Dicen que una retirada a tiempo puede convertirse en una victoria, pero no creo que yo me retirase, más bien me echaste del camino, y gracias, creo a ello, resucité.

En todo transito, siempre hay baches, curvas, obstáculos... y tu y yo hemos recorrido diferentes caminos, muy diferentes, pero al fin y al cabo con una cosa en común. Me alegré de tu tremenda decisión, aunque las aguas se abriesen y nos separasen aun más. Pero todo lo que se abre, acabase cerrando y esta vez tampoco fuimos menos.

Odio hablar contigo, porque no puedo hacerlo mirándote a los ojos, pero me encanta leer que tengo mensajes tuyos. Siempre he creído que nuestros pequeños momentos, siempre fueron parte de algo muy grande, me temo que más de lo que he imaginado nunca. Pero estoy seguro, de que la cuerda que nos maneja, sea la que sea, guarda más sorpresas para nosotros.




El mundo murió, y nosotros con él, pero nuestro lugar siempre quedará ahí inmune al paso de los años, como todo este tiempo.





No hay comentarios:

Publicar un comentario