Se escuchó el golpe provocado por tu aparición estelar. Retumbó en toda la casa y parte de la comarca, al ver entrar semejante inocencia llena de pecas. Cada una de ellas, representa una vajilla rota en el pasado, e incluso aún perduran algunas de vidas anteriores.
Fue tal la sorpresa, que a pesar de estar en sobreaviso, todo ello me sobrepasó y me hizo plantearme ciertas cosas sobre lo que recordaba de ella.
El color de su aura me pone los bellos de punta. Al percibir su olor, me recorre la misma sensación de abrir un regalo del amigo invisible Esa incertidumbre del no saber ni el qué, y el quién.
Reconocernos nunca ha sido sencillo. Los delirios de grandeza siempre fueron barreras que intentaron detenernos, en el espacio y en el tiempo. Pero aunque no lo sepamos siempre acabamos encontrandonos
Y es ahí, en las malas horas y en los lugares más complicados, dónde las situaciones más variopintas terminan siendo un nosotros.
A veces odiosas, y otras como droga. Nos deleitamos con la confianza de desconocidos, y vomitando rayos de prejuicios sobre el otro.
Siempre seremos capaces de atravesar las nubes y la tempestad. Siempre seremos eternos, aunque sea en nuestras mentes.
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