No aprendemos que las estrellas no se pueden tocar, y tampoco que si las podemos adoptar, mira bien y las verás más cerca de lo que en realidad están.
Una estrella moribunda, caída del cielo cual lagrima de un tal Lorenzo, nunca hacía caso a los avisos, ni a los consejos, ni a las miradas furtivas. Un día fue elegida, mal elegida, su historia nunca salió a la luz, quedo encubierta por la vida de los demás.
La hicieron llorar una y otra vez, la pobre ahí sigue, sufriendo entre la gente sin piedad, viviendo su cobarde historia. El tiempo de sus pasos caen lejos, lentos, leves y suaves, las palabras se le agotan a medida que el tiempo pasa. A veces, parece que se le apagan las fuerzas, pero siempre saca un resquicio de fuerzas para aguantar, cada vez le cuesta más, pero aun resiste.
Pensaba que todo podía cambiar, y así fue, a peor, así que ya no hay nada peor que pueda sucederle a ella. Las estrellas no se caen del cielo, por suerte. Esta historia no trata de nada concreto, solo de lo que pudo ser y no fue, porque tu te entrometiste en medio. La cobardía, timidez y la desvergonzada vergüenza te trajeron hasta aquí, sabes el final, no lo repitas.
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