lunes, 21 de julio de 2014

Batallas para el recuerdo...

No existe un único momento en la vida de cada uno, en ella conviven cientos, miles de momentos únicos y especiales, pero ahora mismo yo solo tengo uno, y ese, es ella.

Muchos me contaron todas sus cosas buenas, todo tipo de detalles de su cercanía, de su bien vivir, de todo aquello que ella iba a aportarme a mi rutina. Otros, me contaron todas sus cosas malas, las muchas fueron pocas, las pocas insignificantes. La vendieron cuesta arriba, cuando en el fondo solo fue una terrible y bonita bajada.

Porque para llegar a su altura, había que empezar por los pies, recorrerla entera cada día fue un placer, bendita ilusión susurrarle al oído cada noche todo lo que no nunca quise decirle a nadie. Bailamos, juntos y separados, lo hicimos una y otra vez, hasta que sus tacones y mis prisas nos separaron.

Como cada minuto, recuerdo su sonrisa, su amor y su frialdad, frialdad para decirme una vez tras otra que no. Que eso tenia que acabar, para terminar despidiéndose con un beso en la comisura, un quiero pero no puedo, un puedo pero no debo, un "pero es el último".

Poca gente en el mundo supo de este romance, romance corto y breve, pero intenso que dejo con ganas de más, con ganas de volver a ti, con ganas de volver a bailar contigo en cada rincón de cada habitación. Digna historia de los mejores cuentos, de los romances imaginarios de su diario, de las batallas que siempre soñamos.

Me perdí de ti, estoy aprendiendo a sobrevivir, y te encontraré, no me cabe ninguna duda. Porque sin ti, ya nada es lo mismo.

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