Un mar de lagrimas

El que la sigue la consigue, el que no arriesga no gana y nunca es tarde si la dicha es buena. Son algunas frases hechas que nos transmiten confianza, ya sea en nosotros o sea en luchar por lo que queremos conseguir. En días como hoy, mis principales principios se tambalean como si de una pluma ante una ráfaga de aire se tratase.

No todo fue camino de rosas, ni todo es lo que parece, solamente todo ha conseguido que yo fuese feliz. Aun queda tiempo, no nos engañemos, pero las cosas no serán iguales a partir de este momento. No quise darme cuenta de lo que estaba sucediendo a mi alrededor, pero otra vez, he vuelto a distraerme y no supe ver por donde iban los tiros.

Siempre se recuerdan las cosas buenas que nos suceden, pero también las cosas malas. Tampoco se olvidan los momentos especiales, queramos o no, se guardan para siempre en nuestra pequeña memoria.
Con esto no digo que yo me vaya a acordar, ni tampoco que me vaya a olvidar, puesto que fue algo, que no sucede todos los días. Y aunque parece que es algo que no va demasiado conmigo, le he cogido gusto al asunto de sentirme importante en la vida de alguien.

No recuerdo como comenzó, y probablemente nunca lo recordaré, pero sí se como termino, y fue en un mar de lagrimas.

La casa de los silencios..

He vuelto a hablar de la caja de Pandora, la guarida de los miedos, la casa de la silencios. He vuelto a recordar los momentos que nos toco vivir, la vida que nos tocó en momentos tal vez equivocados y puedo asegurarme un poco más de que estoy montando bien el puzzle.

Las cosas despacio y con buena letra... y tal vez fuese ese mi fallo, pero el tiempo jugó en mi contra y tuve que amoldarme a lo que pude. Si soy sincero no me arrepiento de nada de lo que hice, es más volvería a hacerlo en caso de que pudiese volver al pasado. Pero la cosa es que gracias a eso, hoy estoy aquí, y se que al leer este texto, te darás por aludida.

Te extraño, a pesar de las circunstancias, incluso contando con todo lo sucedido, pero uno de esos abrazos en las noches de verano, eso sí que era un buen motivador. Cuando me pierdo miro al cielo con los ojos cerrados, ahí el resto de mi cuerpo se transporta a las noches recostado en tu hombro, me devuelve la felicidad que perdí durante algún tiempo.

Ahora ya en la lejanía, te sigo dando las gracias por contar conmigo y por dejarme contar contigo, pero sobre todo, por convencerme de que no estaba loco y de que mi ficha no iba en ese hueco.

No todo está perdido

En los momentos bajos es cuando más debes soñar, disfrutar aun más de los momentos porque no sabes cuanto te queda. Empiezas a dudar de si realmente eres quien crees que eres, pero debes ser firme, estar convencido de que eres como eres y que ese no es el problema.

Si ves que el fuego se apaga, vuelve a darle corriente, recuerda la brisa que acaricia tu cara cuando sales de tu cascarón, piensa en esos momentos que vives y piensas que es indescriptible. No volverás a tener uno igual, mejor o peor, muy parecido pero no idéntico.

Sólo te hace falta mirar atrás para ver que todo tiene sentido, que no está todo perdido. En esos momentos de debilidad y flojera, de negativismo, has tenido el valor de echarte el mundo a la espalda por unos pequeños segundos. Has conseguido iluminar tu vida con una sonrisa y esa, vale más que las millones de lagrimas que inviertas en toda tu vida. Cada gotita es un motivo más para levantarte y decir bien alto y fuerte que eres como eres porque te lo has ganado a base de ilusión y sentido común.

Siempre puede salir mejor

Siempre debemos luchar por lo que creemos, y una crisis no nos puede apartar del camino puesto que es la manera que tenemos de engañarnos y no aceptar lo que nos sucede alrededor. Las cosas no son como aparentan, nunca lo son, pero ahí está lo bonito del asunto. Lo que para unos es perder el tiempo y tirar fuerzas por la borda, para otros es la manera de invertir y salir fortalecidos de la situación.

Puede que estes cansado, pero jamás estarás agotado, puedes dar la impresión de estar acabado, pero jamás te rendirás. Aquí es cuando la envidia nace cual látigo de castigo y actúa como feroz crítica, simplemente muestra tu indiferencia hacia estas situaciones.

Salir de lo habitual, eso es lo que realmente gusta y hace disfrutar, ser el referente y situarte en el centro de atención ya sea por lo bueno o lo malo. Nos hacen creer que destacar es malo y eso acaba pasando factura, llevándolos a ser gente sin alma y sin rumbo. Viviendo para imitar a la gente que tiró su valía a la primera de cambio y quedando estancada en la nada.

Mejor llorar por lo hecho que lamentar lo que se deja sin hacer, vivimos una vez, ¿Por qué deberíamos privarnos de disfrutar lo que realmente nos merecemos? Proponte tus objetivos, analiza su coste y no pares hasta conseguirlos  Sólo eso, te hará feliz. A decir verdad, siempre me quedo con ganas de más. No se el motivo exacto, pero se que puedo con todo, y eso es lo que realmente consigue que yo sea así.

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