miércoles, 2 de enero de 2013

Un buen comienzo puede ser un gran final.

Este 2013 comenzó de una manera totalmente nueva para mi y no me refiero a que empezase con más campanadas de lo normal. Fue un ambiente demasiado delicado para forzarlo, toco no celebrarlo en exceso, aunque para ser sincero tampoco entiendo todo el revuelo que ello conlleva.

Doce uvas, un deseo en mente y decenas de propósitos son algunas de las tradiciones que se celebran en tal noche. Pero para mi este año no fue así, no se me paso nada por la cabeza, no pedí nada, es más, tengo todo lo que necesito.

Solo han pasado unas horas y sin pedir nada me han llegado dos oportunidades que pueden marcar una gran diferencia sobre las experiencias del futuro, estoy seguro de ello. Creo que estoy descubriendo el lado aventurero que llevo dentro.

Cada día estoy más convencido de que no hace falta hacer algo para que te llegue la oportunidad.

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