martes, 18 de noviembre de 2014

Pequeñas reflexiones...

Muchas veces apuntamos a los ojos de aquellos que nos miran, otras fallamos aposta para no dejar huella. Toda historia tiene sus bonitos por qués, aunque en el momento de narrarla no se sepa muy bien exactamente cual fue el motivo que la desencadenó.

Otras veces, nos sentimos observados por las paredes que nos rodean, aunque de todos es bien sabido que las paredes no tienen ojos, si no solo oídos. Y estos hacen que la conversación más simple pueda ser malinterpretada o pueda hacerse que así sea, solo sabiendo su intención, quien realmente la pronunció.

Me cuesta cada día mas, encajar las piezas del puzzle, será porque he crecido, y ya no me divierto con esos juegos de niños.
Me cuenta cada día que la vida no es lo que era, que lo que hace nada me divertía ahora, directamente no me transmite nada. Y no se de quien o qué es la culpa, pero me siento como un perro en un garaje.

Tal vez, otra noche menos haga reflexionar una vez más al resto de la gente, al puzzle le siguen faltando piezas, a la gente veranos, y a mi la vergüenza.

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