miércoles, 5 de junio de 2013

La vida me cae demasiado ancha para ponerme la...

El día en el que su mayor virtud se convirtió en su peor defecto, ese día llegó, y fue hoy. Se juntaron el hambre y las ganas de comer, las ganas de saber con la ignorancia.

No hay palabras necias, sólo necios hablando, esos que son capaces de transmitir lo que nunca debería hacerse. El cansancio puede conmigo y me obliga a hacer lo que ella quiere, dirige mis miedos a su antojo y enfoca todo a la ruleta rusa. Pensamientos positivos mezclados con angustias en un tiempo que pasa demasiado lento.

¿Qué hay de eso de pensar que no vas a ser capaz de aguantar el día de mañana?. No verse capaz de sobrevivir en el día de mañana, sufrir por vivir debería ser lo último que sucediese, pero tengo miedo a eso.

Temo la distancia entre lo que quiero y lo que sucederá, no me conformo con cualquier cosa y eso siempre me ha traído disgustos, a cada paso que he dado me he encontrado una decepción, de ahí las ganas de no saber nada por nadie, ni mostrar interés a nadie por nada.

Tal vez, sólo sea un estúpido ignorante que vive en jauja o piense que la vida puede ser como uno quiere, pero en estos momentos, pienso que la vida me cae demasiado ancha para ponérmela.

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