Donde todo empieza, termina acabando. En un mordisco olvidado, en un suspiro de libertad, en una mirada de deseo, un arañazo de placer, en un simple resquicio de tiempo.
Compartimos vivencias, tuvimos desencuentros, atardeceres y madrugadas, resacas y comidas pero todo lo que empieza, termina acabando. Y es que a veces, solo tenemos que mirar delante para poder apreciar las grandes cosas que nuestra ceguera nos oculta.
Me quedo con las palabras de compasión, con los momentos de ánimos y sencillez, con el ego y la humildad, con las ganas y el no poder. Perdí la vergüenza cuando gane la autoestima de poder enfrentarme a esto solo.
Él tuvo siempre su aquel y ella tuvo su aquello, aprendí que todo en esta vida es saber mirarlo con el don de la oportunidad, buena o mala, fácil o difícil, absurdamente buena o absurdamente real. A veces quien arriesga no gana,, y quien arriesga sin sentido puede perderlo todo, pero no siempre ganar es lo mejor.

Todo empieza, termina acabando, o al menos "siempre nos volveremos a ver..."